El silencio: camino hacia la transformación interior

El silencio: camino hacia la transformación interior

En la tradición cristiana, el silencio no es ausencia, sino presencia plena. Thomas Keating
 insistía en que el silencio es el lenguaje primero de Dios, y la Oración Centrante nos abre a esa comunicación que trasciende las palabras. El silencio nos confronta con nuestras
resistencias internas: miedos, recuerdos, heridas no sanadas. Pero, al mismo tiempo, nos
ofrece un espacio para que esas sombras salgan a la luz y sean transformadas por la gracia. No es un camino fácil. El silencio puede incomodar, incluso asustar, porque nos deja sin distracciones. Sin embargo, en ese aparente vacío descubrimos la plenitud de la Presencia Divina. El Padre Keating decía que cada vez que nos sentamos en silencio, aunque nuestra mente esté inquieta, estamos ofreciendo a Dios un acto de amor y confianza. En ese espacio de quietud, Dios trabaja en lo profundo, suavemente, con paciencia infinita.

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